sábado, 19 de marzo de 2011

Capítulo 76 - Gaijin

Desvaríos:

Puntos fuertes y puntos débiles.
Me parece excesivo decir que sólo tenemos un punto débil.
Aquiles era un tipo rápido, ese era su punto fuerte. Murió por una flecha envenenada que le dio de lleno en el talón. Por eso me pregunto ¿Y eso era su punto débil?
Parece el punto débil de cualquiera de nosotros, una flecha envenenada.
Yo he leído acerca de flechas, he vitos flechas, y presenciado en distintos films, flechas. La mayoría de ellas eran incendiarias. Una al techo de la casa, y luego esta ardía, y ardía, y ardía, y consumía el techo, y consumía también a los de adentro. Si salías alguien te degollaba.
El que más perdía en ese momento, es el que permanecía con vida, permanecía y sufría.
Es sencillo, mira la vida de un hombre, y saca la conclusión. La conclusión del qué. Del qué es lo que más valora. Lo que más valora y más teme perder. Luego, acaba con lo que más teme perder. Ahí tienes el punto débil.
Ahí tienes el talón de Aquiles de todos y cada uno de nosotros, perder lo que nos mantiene con vida.
Perder lo que nos mantiene cuerdos.

Tenemos más de un punto débil y tenemos más de un punto fuerte. Pero siempre existe uno mayor en tallaje.
Hay algo que ya no es dolor, hay algo que es el tormento puro. Un suplicio, la losa que cada cual lleva a la espalda.
Y que por senderos de la vida pesa menos, y por otros caminos pesa más.
Es la atracción de los opuestos. ¿Sabe a que me refiero? Es decir, si existe gente muy alta, también existe gente muy baja. Si tienen que existir personas que amen a la vida por encima de todo, deben existir personas que detesten a la vida por encima de todo.
Es bueno quererse, por ello hay mucha gente que se quiere a si misma. Por lo cual eso tiene su opuesto.
Sujetos se recuperan de daños en un espacio breve de tiempo, en la mitad de una piedra de arena de un desierto lejano.
¿Por qué coño no puede existir alguien que no se recupere jamás?

Es un proverbio gracioso: Que curioso es el hombre; nacer no pide, vivir no sabe, morir no quiere.
Esto es más gracioso: Que extraño resulto; nacer no pedí, vivir no quiero, morir no sé.

Tengo algo en común con la gente, no hemos pedido nacer.
Me imagino el pequeño cuarto en la recepción del cigoto, preguntan: -¿Quieres nacer?
Seria estúpido decir que no… yo no diría tanto.

Capítulo 76º

Martes

Estoy viendo una película cuando soy interrumpido por una llamada telefónica. Es Fon.
Me pregunta si me apetece quedar. Luego de varios titubeos por mi parte, decidimos ambos, que en plaza de España, a eso de las 17:30, es buen lugar y hora.

Como siempre, en mi bandolera, o bueno… seamos sinceros, es un bolso. Es un bolso de hombre, pero es un bolso. Digo bandolera para no perder la masculinidad, pero son bolsos. En ella llevo la cámara de fotos, el bloc de notas, lápiz, un afilalápices, cartera, el móvil, paquete de clinex y el terbasmín.
Llego 15 minutos antes, por lo que me toca esperar, menos mal que no hace mucho frío. De camino allí, se ha puesto a llover, una vez he llegado a plaza de España, ha parado.

Regla de Murphy de hoy: Los Ángeles sólo miccionan cuando me ven pasar.

Llega Fon, y vamos a dar una vuelta. Hay dos opciones, o dar un paseo y luego ir a tomar algo, o ir a tomar algo y luego dar un paseo. Escogemos la primera opción.
Vamos por la Calle del Príncipe, viendo escaparates, hay personas dando ciertos panfletos. No nos dan ninguno a nosotros. Fon me pregunta que si somos fantasmas, a lo que yo le respondo que es evidente que si. Lo lamento por Fon, pero es lo que sucede si estás con una persona que ha dejado de existir, si estás con un espectro; que la indiferencia se contagia.
Pasamos por un centro cívico, donde hay una especie de banco de tiempo, me informo y pido algún folleto para saber de que se trata. Tu enseñas a personas algo que sabes, y acumulas unas horas, luego puedes solicitar que te enseñen a ti. Es una buena idea.
Vamos a un centro comercial situado en el puerto, se llama “A Laxe”. Allí hay tiendas de ropa deportiva, y un comercio de electrónica muy conocido.
Tienen una especie de sala, donde se emite el último concierto del grupo U2. Estaba sonando mi canción favorita de ellos, One.
Mientras Fon juega al buscaminas en una pantalla táctil, yo manoseo una pequeña, pero cara, mesa de mezclas. Veo precios de cámaras de fotos, cámaras de video y de mp3’s. Se me ha fastidiado el mío, y ahora sólo es posible usarlo como pendrive de 1 GB.
Me encontré con una de las chicas que había asistido a la cena de Mateo. Tenía ganas de pedirle el número de teléfono, pero, para que hacer más el ridículo.
Subimos a la parte más alta del supermercado y sacamos algunas fotos. Veo que el cielo esta como mi espíritu, color grisáceo, apagándose, supuestamente por gestionar mal su brillo.

Después de volver a la Calle del Príncipe, subimos unas escaleras de un edifico colindante a esta. Allí hay una terraza, así puedo fumar. Fon va bastante emperifollao, yo parezco un quinqui, ya que últimamente me visto lo primero que veo.

Se me vuelve a mostrar lo que no quiero ver. Una diana en el medio de la cara de Fon. Anotaciones anexas. Cuadros de diálogo.
- Pues a ver si te vienes al gimnasio. En cuanto empieces a hacer cosas ya verás como te sientes mejor. –me comenta Fon-.
- Yo por lo que veo ya estás mucho mejor.
- Si, es el amigo este que te dije, con el que voy al gimnasio. Supongo que me diría lo mismo que me ha dicho todo el mundo, pero debe ser por la forma en la que lo dice, que transmite mucha energía positiva.
- Entonces… ¿Ya no estás mal por lo de tu ex? –pregunto-.
- Mira, el escribió en una servilleta “te quiero”, y me dijo: ¿Qué es lo que lees aquí? Yo le dije que leía, te quiero, y el me explicó una cosa. Que mi ex diría, que ella lee 8 letras, que pone te quiero, pero que no sabría decirme que significa. Que da igual lo que yo le dijera, que ella no lo podría entender.
- Vaya… -deje caer, mientras lo que me había dicho, me recordó al antiguo proverbio chino de: “Cuando llegues a la última página, cierra el libro.”-.
- Pero lo que me decías antes, me parece una tontería. –dice él-.
- ¿El que? –pregunto-.
- Lo de volver a tomar la medicación, has estado unos meses perfecto, y ahora por llevar un par de semanas mal, vas a hacer esto.
- Creo que lo que tuve fue un despertar, nada más. Prefiero volver con la medicación y dejar de ser yo, volver a ser un zombie que pasa por la vida como todos pasamos por la vida.
- Pero podrías coger y…. –comenzó a manifestar cuando le interrumpí-.
- Fon, no soy una persona que está mal. Tú estás intentando hablar con alguien que está mal, lo mío es mental, es una enfermedad. Por hablar bien, pero no vas a solucionar nada.
- Sé que no es lo mismo, es distinto pero…
- Pero es que soy distinto.

Desaparecen dianas, difuminado de anotaciones, y borrado de últimas líneas de diálogo.
Estuvimos hablando casi 1 hora, pero Fon quería ver un partido en la televisión. Me acompañó hasta la parada del autobús, y estuvimos charlando 10 minutos más.
Cuando subí al bus notaba como todo el mundo me miraba. Sólo quiero volver a dejar de ser yo.

Una vez llego a casa, me conecto al Messenger, veo que ya hay algunas personas conectadas, de las que conozco y viven en Japón.
Forma parte de su mentalidad, pero no hablan del tema. Y aunque exista cierta complicidad, para ellos no soy más que un extranjero. Tiempo atrás, en un programa de televisión, que se dedicaba a juntar a personas, sucedió algo que me llamó mucho la atención. Se encontraban dos hermanas japonesas, que hacia décadas no se veían. Lloraban, pero se notaba como calmaban esas lagrimas, no se abrazaron. En su cultura se diferencia lo que se puede hacer fuera de casa, y lo que debe quedar de puertas para adentro. Esto, siendo un Gaijin, lo sé.
Es una mierda sentirse un Gaijin en tu propia casa, sentirte un Gaijin en tu país, y sentirse un Gaijin con los que supones conocer.

Recibo y envió un par de correos. A eso de las once de la noche, más o menos, una llamada. Estuve charlando 2 horas y media. Me encantó hablar con alguien.

Es difícil recordar lo que nos ha hecho como somos. Cosas buenas, cosas malas, personas buenas, y personas malas.
Pero quizá todo esté en nuestra mente.

2 comentarios:

  1. Lo del Banco del tiempo es una buenísima idea, lo digo por experiéncia :p, solo intercambias tiempo por aprendizaje o ayuda. Eso siempre es genial. Besos

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  2. Directamente es una genialidad, para que gente sin dinero, pueda aprender, y gente que quiera, pueda enseñar. Una maravilla.

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