sábado, 19 de marzo de 2011

Capítulo 75 - Fisión

Desvaríos:

- ¿Te gustó?
- Es un peliculón.
- A mi lo de que dios sea negro me gusta, lo de que el primer hombre era negro me gusta. Sobre todo la parte en la que comenta que, de Jesús, sólo se decía que tenía el pelo lanudo y los pies color cobre. Pero lo del hombre blanco… lo de que sea el diablo.
- Ya, pero entiende que la religión musulmana se le planto ahí, ahí de frente, y le concedió las respuestas que el quería. Al final se tranquilizó, era más sosegado en sus palabras, más parecido a Luther King.
- Como digas, el blanco eres tú.
- ¿No estás hasta los cojones del racismo?
- Estoy hasta los cojones del odio. Cansado de tener que enfrentarme a gente.
- El hablaba de un levantamiento, primero con la premisa de la venganza quizá, pero luego es más un saber valorar la cultura y el origen del pueblo africano. Supongo que las raíces.
- Cambiando de tercio, y esperando que no te importe, me gustaría saber como estás.
- Bien, tirando.
- Si estas hablando conmigo no estas bien. Presiento que escribirás de esto.
- Si.
- Bueno, incluso me figuro, que crees que vas a volver a caer.
- Ya estoy en el suelo.
- La gente no se rompe Claudio, no puedes dejar que todo te afecte.
- Hago sentir mal a las personas, sin pretenderlo, sin desearlo lo mas mínimo. Sin embargo quienes me hacen daño… a quienes me hacen daño, no puedo sentir rencor; y así no corto lazos. Es una mierda.
- No sé que puedo decirte.
- Tengo el sistema límbico estropeado.
- ¿Y el maestro?
- Ya no habla, simplemente permanece ahí, inmóvil, diría que inerte.
- Lo que me decías antes, no creo que eso sea la solución. Date una semana, una semana sólo. Ya verás como es un bajón.
- Todo da igual.
- Define todo.
- Todos dan igual. Supongo que tienen razón, lo hago para llamar la atención.
- Yo no lo creo.
- Pero tú no eres yo.
- ¿Estas seguro?

Capítulo 75º

Me siento realmente bien cuando me doy un baño.
Es como si intuyera la razón de las cosas. Percibo como el agua va flotando alrededor de mí. Penetra por mí. Crea una simbiosis perfecta con la epidermis y comienza a aflorar más adentro de esta. Los frutos caen en la dermis y depositan sus semillas en la hipodermis. Más, más dentro hasta topar con el hueso, y ahí es donde el agua soy yo. El agua pega fuerte en el puro hueso. Peta a la puerta ¡Toc! ¡Toc! ¿Quién es? Soy el agua y traigo calma. Deja caer en mi una gota de agua, y sencillamente concédeme tiempo para que las ondas desaparezcan y retorne a mi misma. Seré un todo.

Sigo teniendo el sueño. Mastico y los dientes se rompen.

Jueves

No quiero hablar de mis pensamientos de hoy. Quiero pasar al sábado.

Viernes

No me hagas esto, quiero hablar del sábado.

Sábado

Pues ahora no me apetece.
Somos así, quieres algo y lo notas necesario. Es más, lo sientes básico para ti. Una vez lo tienes, te preguntas: -Vale ¿Y ahora?
Han venido las primas. Una de ellas ha traído un par de libros;  “Aterrizaje forzoso” de Thomas H. Block, y “La exposición colonial” de Eric Orsenna. El primero es un clásico, del segundo conocía al autor. Me pondré con ellos para la semana.

En Japón ha ocurrido una catástrofe. Un terremoto de 9,1 grados en la escala Richter. He intentado hablar mediante Messenger con la gente que conozco de allí. Nadie está conectado, de 12 personas, nadie está conectado.

Voy al centro comercial para comprar el móvil. Odio estar fuera.
Llevo dos móviles antiguos, los dos tienen cámara de fotos y bluetooth. El caso es que me descuentan un dinero. Firmo los papeles, y escojo el más barato. Me ha salido por 7 euros con 20 céntimos. Valía 19,95 €.
No tiene ni cámara de fotos ni bluetooth, pero la batería no esta viciada. Además, soy de esas personas que no me gustan los móviles. Ese puto método de control, de empanamiento mental.
Lo único bueno, es que he podido seleccionar el número. Todos empezaban por 655, y fue la misma dependienta la que me dijo: - mira, este es bastante fácil de recordar.
Lo cierto es que si es fácil de recordar, 655304433. El 655 de los números que allí había, con el me tendría que quedar, luego el 30, numero sencillo, y luego dos pares de números, el 44 y el 33.
Es un número de diez. Porque si sumas todos sus dígitos da el último numero. Y es de diez, porque si ese número lo divides en 4 partes, en 655, en 30, en 44, y en 33, luego sumas esos números en suma matemática común, obtienes un 712, y su suma 7 + 1 + 2, nos da el resultado de diez. Así es imposible olvidarlo.

Domingo

Vuelvo a tocar y a romper.
Creo que manipulo, hago daño a gente buena.
Nadie se merece la putada de conocerme, ni de saber nada de mí, porque hundo esas mentes maestras con pura bazofia sin estética, e inconexa.
Tiemblo y sudo.
Me gustaría que me hundieran el esternón a golpes.
Hoy he comido demasiado. Ha pasado una hora desde que he cenado, y siento como el suelo cede a mis pies. Marco pasos, y si por donde el caballo de Atila pisaba no crecía la hierba, por donde yo piso dejo grietas. Tuve que meterme los dedos, pero poco salio. Unas natillas, descafeinado, y 4 aceitunas. Como un cerdo.

Lunes

He ido a donar, y se me ha pagado la última donación.
Realmente me duele mucho la cabeza, ni pretendo gestionar el dinero para saber quien se lo lleva. Se lo doy al tipo de la esquina, para que se compre una empanadilla, porque yo soy tan hijo de puta que sólo podría ofrecerle lechuga a quien necesita carne. Del dinero de premios, y cesión de derechos de autor, pues… ganas de quemarlo, a ver si voy en el lote. Hoy me soporto muy poco.

Mirándome en el espejo veo que, que ya esta. Ya se quien soy y como soy. Lo he decidido.
El día 1 de marzo tengo cita con la psiquiatra, momento que aprovecharé para decirle que quiero volver a tomar la medicación. Ya me he encontrado, sé como realmente soy, por unos meses pude ser como soy, y soy el puto anticristo.
Prefiero el control mental de estas pastillas llenas de mierda, sin huida, las frutas sintéticas y los pesticidas. En los pesticidas ya meten esa mierda de control de la población. Beber agua del grifo es ceder.

¡Escoria del mundo! ¡Oídme! ¡Vivid, pues no hay peor prisión, no hay peor castigo, no hay peor pena que la que nos ha sido impuesta! Vivir. Vivir y ser escoria.

2 comentarios:

  1. No rompes claudio, de algun modo crees qe lastimas pero taal vez no lo hagas y tu mismo te impongas ese cartel de " todo lo que toco lo rompo", pero no es asi, aveces sucede queun mal entendido puede provocar muchos " dolores de cabeza" el decir algo y que la otra persona lo perciva de un modo diferente

    no se que te a sucedido claudio y por que dejaste de escribir y derrepente un bombardeo de capitulos y un final, me da miedo preguntar compañero, yo solo espero que estes bien, creas o no.

    eres buena persona, me caes bien.

    un saludo

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  2. JARED: Hay quien es patoso con los objetos, y otros son patosos con las personas. Deje de escribir, porque hay que terminar lo que uno empieza, y hay que terminarlo cuando debe ser así. Un abrazo.

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