Desvaríos:
Me acuerdo del programa “Caiga quien caiga”, concretamente de la sección de ética periodística, bueno creo que se llamaba así. No es por nada en especial, coincide que escucho en este momento a Bach, el concierto de Brandemburgo nº 2… es lo que pone el título del mp3… no me cuadra una cosa, me falta un dato, pero bueno, es igual.
Empecé a escribir esto cuando la canción ya estaba acabando y ahora le pediría silencio. Por favor, esta sonando “la danza de fuego” de “El amor brujo”… Dios, es que perdone mi lenguaje pero la canción es la hostia.
Pero escucho portazos, y gente hablando demasiado alto, es como si lo hicieran por joder. Me molesta, me molesta mucho. Siempre me pasa, por eso suelo escribir de madrugada. Ahora son exactamente las 13:05.
Por eso quería el netbook, para salir de aquí de una puñetera vez, y mandar a la mierda cuestiones y cuestionados, usando sólo mi indiferencia.
No es mucho, pero algún dinerillo he ganado con ciertos escritos. Creo que son como 10 pseudónimos los que uso. Bueno, me estoy parando demasiado al escribir esto, ahora suena la marcha fúnebre de Beethoven.
¡Bah! La voy a pasar… y la siguiente es… ¡Anda! Dukas, el aprendiz de brujo… mucho brujo veo yo en esta carpeta. De Haendel a Pachelbel y tiro porque me toca. Kórsakov… bueno…mire, voy a saltarme a G. Bizet, porque luego esta Verdi y su brindis. Un consejo, no tenga números antes del título, porque es una forma pésima de organizarse.
Le reconoceré algo. No escribo todos los días… bueno, miento. No escribo todos los días capítulos. A veces escribo borradores de cuentos, de otro tipo de relatos, poemas, o planteamientos, divagaciones, y como no, chorradas.
Hace tiempo que no escribo capítulos, debería condensarle mis últimos 7 días, pero no. No pienso hacerlo.
Una parte de mi, dice que hay mucho que contar, otra parte, que quizá no siempre sea así.
Estoy acostumbrado a que en mi vida no pasen cosas, y si suceden algunas epopeyas por el azar majestuoso, o por los designios de lo fortuito, será bien recibido, y le daré la importancia que tiene.
Voy a serle sincero del todo, hoy es día… espere que veo. Lunes 7 de febrero, la hora pues… las 13:19. Tengo algunos capítulos escritos, a modo de colchón. Si le digo lo que ha sucedido, o lo que va a suceder, haciéndolo de forma precipitada, será un error imperdonable.
Necesito ayuda.
Formación de robot de combate. Mazinger Z literario.
¡Unión! Pío Baroja y Antón Chejov a las piernas. Ernest Hemingway e Isaac Asimov brazos. Nietzche y Orwell seréis el cuerpo, y tu Poe, la cabeza, no puede ser de otro modo.
Lovecraft y Camus al banquillo. Sabéis que sois tan importantes como el resto.
Por cierto, ahora esta sonando el “Madonna Mía Cara” de Lasso… mire es una gran canción, pero siempre me dio un poco de risa. Don don don, di di di di don don don don… Diría que uno es un eunuco.
Capítulo 66º
El fin de semana ha sido como un fantasma ondeando delante de una vidriera sin luz. He visto algunas películas y comencé a leer escritos que no conocía de escritores que si conocía. Por cierto, permítame que le recomiende una novela corta, que se lee en 20 minutos escasos. “Una apuesta” de Antón Chéjov. Es más que perfecta. Léala por favor, prometo no pedirle nada más.
Pensándolo mejor, no, no se lo prometo. Pero léala.
Lunes 31 de enero de 2011
Tengo un reloj nuevo. No llega a los 30 euros, correa de plástico, y es digital. Estéticamente, a mi me parece precioso.
Pero me queda enorme.
Llego a la relojería, y el amable relojero se dispone a recortar la correa con un cutter (puto Word, me corrige cutter para poner cutre).
Para eso lo hacía yo en casa la verdad, quitarle las pequeñas varillas con algún objeto fino, y después recortar la correa. Di por hecho que lo haría de otra forma.
Después de salir de allí con mi flamante Colmar sumergible a 100 metros, voy a “la casa del libro”, una gran librería que se encuentra a escasos pasos de la relojería.
¡Ayyyy! Ediciones de bolsillo, que vicio. Salí de allí con el “Tao te ching”. Había unas ediciones preciosas con ilustraciones, y otras con el texto original en chino. Pero ese libro ya lo tengo en un PDF, e impreso. Lo cierto es que siempre pensé en tener una edición fabulosa, y además otra de bolsillo, para tenerlo a mano, y poder “manosearla”. Ya le eché el ojo a otros 2, “El arte de la guerra” de Sun Tzu, y una especie de diccionario de héroes y deidades griegas.
Ya los tengo, pero coño, no es lo mismo un PDF, un PDF no lo tocas.
El bus me ha dejado en la estación de autobuses, no es al que siempre me subo para regresar a casa, pero esta vez coincidió que fue el primero en pasar. De la estación de autobuses a mi casa, hay muy poca distancia, unos 5 minutos caminando.
Cuando me apeé vi 5 euros en el suelo, los recogí y se los di a un conductor. Me miró con una cara de estupefacción, como diciendo: “-joder… son sólo 5 euros.” Yo le hubiera dicho: “-Joder, pero no son míos.” Eso va a ser el Li Ehr haciendo de las suyas en mi cabeza.
Jueves 3 de febrero
Voy a la clínica. Lo cierto es que muy desganado. No es que sea una exageración, la cara de la enfermera me hizo constatar que era un hecho. Me miró condescendientemente.
Después de la donación le pregunto algo…
- Discúlpeme, es muy normal que de repente ¿baje la cantidad y calidad?
- Puede pasar por eso no te preocupes, va por ciclos. Igual bajaron las defensas. Incluso, puede ser que, viniendo 2 veces por semana en lugar de una, te estés forzando demasiado. A ver esta que tal al haberte tomado un tiempo. -contestó-.
- Ya, es que creo que es la sexta o séptima vez. Y si volviera a fallar, ya van 4 o 5 fallos y sólo 2 donaciones válidas.
- Pero no son fallos hombre, puede ser por cualquier cosa. –respondió de forma sincera (creo)-.
- Mire, si no le importa, en lugar de pedir cita ahora, llamo el lunes para preguntar que tal ha salido, y en ese momento pido cita. Es que tengo que hacer algunas cosas. –expresé con poca dedicación y ganas-.
- Si claro, no hay problema.
No tengo planes, y no es que vaya a dejar de donar, eso ni en broma. Pero no sabría decirle, es cierto que no va nada bien. Pero está pasando algo dentro de mí. Creo que puedo nivelar el sistema de defensa emocional, y la aceptación de las vicisitudes. Creo que puedo ser loco y coherente, que puedo guiarme por impulsos si es menester, pero también usar la lógica. Creo que llorar o reír por visiones no puedo cambiarlo, pero si aceptarlo. Sin medicación, no le daba importancia.
Escribir me ha ayudado a llevar una especie de diario. Me ha agradado ver que he saltado un par de paradas obligatorias en referente a las alucinaciones, espero que no me culpe por ello, sé que son llamativas, y le puedan parecer interesantes; pero no las he escrito, porque no le di importancia.
Las conversaciones con irrealidades, que he omitido, las visiones de degradado en paredes; viendo como el yeso se oxida… Me hace darme cuenta de la importancia que tienen las cosas: la que le demos.
Sobre las anotaciones y dianas…. me ayudan a interactuar con la gente. Mi informe dice algo de mi carencia de sentimientos o sensaciones, o algo así, de la degradación que tengo en forma afectiva, cognitiva, y de expresión.
Ve, yo de estas cosas no me olvido, no tengo mala memoria, no siempre.
Supongo que mi cerebro omite por algo.
Viernes 4 de febrero
Siempre hay cosas que he querido hacer, pero no las he realizado por el miedo al que dirán, o el temor de que sean actos impulsivos.
Es tremendamente complicado diferenciar el “Lo hago porque me da la gana” y el “Lo hago porque así debe hacerse, algo me lo indica, no sabría explicarlo”.
Yo tenía un piercing, y un pendiente, los dos en la oreja izquierda. El pendiente en el lóbulo, claramente, y el piercing, en el cartílago, en la parte más superior de este. Durante un par de años los llevé, hasta que el tener un trabajo en hostelería entró en mi vida.
Al mes, teniendo que quitarme para entrar y ponerme para salir, me cansé de hacerlo. Es muy tedioso, me lo quito y ya. Cuando tenga un trabajo que no sea en hostelería, o en hostelería, pero que no importe el uso de pendientes o piercing, pues me lo volveré a hacer.
Muchas veces me lo he planteado, durante años me lo he planteado. Pero tenía miedo de hacerlo por motivos poco importantes y elocuentes. Necesitaba un “Lo hago porque así debe hacerse, algo me lo indica, no sabría explicarlo”.
Supongo que le he comentado en la parte de desvaríos, que algún dinero he ganado, y aprovecho para decirle, que al no tener con quien gastarlo, también algo he ahorrado en estos años.
Alguna vez he odiado a la vida lo suficiente como para…. Si, eso es. Pero lo cierto es que nunca he fallado. Lo que debe cortar no corta, el aire que debe penetrar en el flujo sanguíneo no entra, el interruptor salta y cesa el gas. He escrito un poema sobre ello, sobre el porqué algo no me deja irme. Pero que así sea.
Después de que haya leído esto, y haciendo este capítulo largo, debo añadir algo más.
1º - Me he desecho de la “L” de dios, la P99. No quiero a Walther. Confíe en mi, me he desecho de ella como debe hacerse para que nadie la vuelva a poseer.
2º - Me he vuelto a hacer los piercings. En el cartílago, justo en el mismo sitio, el hombre que me lo hizo, me dijo que aun se notaba la anterior incisión.
Por cierto, he prescindido del que tenía en el lóbulo. En su lugar uno en la ceja. ¿Motivos? Le escribiré una frase de cosecha propia: En ocasiones, el no tener razones, es la mejor razón.
3º - He dejado 100 euros, en concepto de señal, en una tienda de informática. Van a pedir un Acer Aspire One 255. Bueno, lo piden, porque yo lo he pedido.
4º Me he comprado un cactus.
¿Sabe por qué sonrío en este preciso instante? Porque no hay felicidad, estoy en plena infelicidad, pero no hay guerra, estoy en plena paz.
Te entiendo. No logro entender a las personas que arrastran sillas.
ResponderEliminarPues mira, eso tampoco lo entiendo. No pesa tanto una silla. Gracias por comentar compañero.
ResponderEliminarTao, el Arte de la Guerra... algunas ediciones son auténticas maravillas. No pude evitar comprar un par de ellas.
ResponderEliminarSobre la felicidad, siempre he dicho que también duele, porque vives contando los segundos que quedan para volver a caer en la infelicidad. Cosa inevitable.
Dices tanto siempre que queda siempre poco que decirte de vuelta. Feliz fin de semana...
ResponderEliminarAinhoa: Con algunas se nos cae la baba, es de reconocer.La felicidad es el culo de la infelicidad y viceversa. Un abrazo.
ResponderEliminarAdriana: Tu di lo que quieras o calla lo que quieras. Gracias, y feliz fin de semana para ti tambien. Un abrazo.
Hola DDmx despues de tanto pelear uno consigo mismo creo que lo mejor que puede sucederle es tener esos momentos de paz con tu yo interior
ResponderEliminarbueno la felicidad no existe solo son momentos puntuales donde nos sentimos bien pero la felicidad como tal no creo que exista aunque todos aunaasi aspiramos a ello.
Un abrazo
pd: me alegro que te hicieras de new el piercing y de propina otro + en la ceja =P
Me gusta venir a visitarte y ver que estas mejor, se nota en tu forma de escribir.
ResponderEliminarSobre tus donaciones comentar que la alimentación tiene mucho que ver también en la calidad, la cantidad e incluso en el sabor (según estudios serios sobre el tema).
El mejor punto de la lectura lo de tu nuevo Acer Aspire One 255. Enhorabuena anticipada.
jajjajja me sumo a la irrefrenable irritabilidad que provocan el arrastramiento de muebles y sillas sin querer afinar más con las aliteraciones consonánticas. Nos raspan el cerebro a los que padecemos hiperacustia. Podría escribir todo un libro acerca de este tema y mis rifirafes con mis vecinos de arriba hasta que logré enmudecerlos y paralizarlos para los restos.No viene al caso, ahora.
ResponderEliminarConsulté el I ching y tus guerreros cruzarán victoriosos en valle.
Me alegra tu paz.
Disancor: Gracias, igualmente. Un saludo.
ResponderEliminarJared: ay compañero, felicidad. Creo que el problema es justo ese, que aspiramos a ella, y la felicidad llega, no se busca. Un abrazo compañero.
Neuriwoman: Aunque no lo parezca, cuido bastante mi alimentación, y no he cambiado nada para que pudiera venir el problema por ahi. Pero en eso tienes la razon al 100%, la alimentacion es muy importante para mente y cuerpo. Un abrazo saludable.
Delio: No sabes cuanta razon tienes acerca de mis guerreros. Me alegra que te alegre mi paz y deseo lo mismo para ti multiplicado por 1000. Un abrazo.
Hola!
ResponderEliminarLlevo un tiempo leyéndote y me gusta y sorprende a partes iguales, pero son tantas las cosas que abarcas que siempre me quedo parada y salgo de tu casa sin un comentario.
Sirva este para saludarte.
Hola Pilar, no hace falta que comentes. Hazlo si algo te lo indicara. Sinceramente que alguien me lea es lo mejor que me puede suceder, el comentario sería un extra, que tampoco es necesario. Gracias por leerme compañera, un afectuoso saludo.
ResponderEliminar¿Sabe lo que más me gusta de tu estilo?, que dentro del caos (que le da una frescura envidiable) mantienes una cierta coherencia temporal, algo así como una conversación con el lector, esto nos ayuda a no perder el hilo y a la vez a comprender los sutiles hilos de tu brillante imaginería literaria, porque tu lenguaje es increíblemente rico en matices.
ResponderEliminarUn abrazo amigo mío. Espero que tengas un buen fin de semana.
Eres un tipo muy cuerdo. Me que quedado satisfecha con lo que he leído en este post que es verdaderamente producto de alguien muy inteligente.
ResponderEliminarUn abrazo.
Flamingo: De verdad que me llenan en demasia sus palabras, muchisimas gracias por escribirlas. Disculpe que llegue tarde para desearle feliz fin de semana, por lo cual le deseo feliz domingo, y feliz semana entrante, y ya que estamos feliz mes y feliz año. Un abrazo compañero, y gracias por comentar.
ResponderEliminarTowanda: Muchas gracias Towanda, realmente soy mas estupido, una cosa es escribir, y otra ser consecuente, algo que merece y cuesta esfuerzo. Un abrazo.
¡¡¡¿¿¿Tao Te Ching???!!!....no tienes perdón...¡¡lo quiero!!...cambio por un "Las uvas de la ira", por ejemplo, ¿hace?.
ResponderEliminarLas uvas de la ira ya la lei, pero no tengo ninguna edición. Venga te lo cambio. pero añade un prospecto de frenadol al lote.
ResponderEliminarEste capítulo nos ha llevado a recordar muchos paisajes interiores. Al volver a transitarlos nos hemos encontrado con viejos escollos como la rabia y la desilusión que acaecían cuando la paz lograda se marchitaba con algún nuevo quiebro. Ahora sabemos que en el fondo de esas ruinas siempre brilló, con luz más o menos tenue, esa paz que un día de lluvia fue lograda. Y que ese logro fue un punto de inflexión en que apoyarse durante la deriva del naufragio. Un abrazo saludable.
ResponderEliminarRecordar la antigua paz, sirve perfectamente para hallar esa paz otra vez. Un abrazo y a sus pies.
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