viernes, 15 de octubre de 2010

Capítulo 5 - Dosis

Desvaríos:

Es sorprendente como a menudo los humanos nos conformamos con muy poco, con una minucia, hay gente que se da por satisfecha, lo peor de todo es que a veces dependemos de otros para sentirnos mejor con nosotros mismos, pero hay gente que no esta dispuesta a dar.

En ocasiones necesitamos; gestos, tiempo, conversación, ausencia, indeferencia, sonrisas o un algo muy básico, como puede ser una mente a la que dirigir pensamientos.

“quid pro quo”, eso es algo muy difícil de conseguir con alguien, y mucho mas en mi caso, cuando mi cabeza se satura de tantas variables.

Capítulo 5º

Me veo desde atrás tirado en el suelo, desnudo, con frió y con poca referencia del porque. Escuchando llantos, algunos pasos y un portazo.

¿Cómo he llegado a esta situación? Pues por un razonamiento que a priori parece correcto, pero en práctica no siempre es así, si algo es bueno para mí, en mayor cantidad será mejor.

Una sensación de soledad en el cuarto de baño, notando como mi cuerpo expulsa mi alma por la boca. El recorrer de gotas de sudor frió por frente y mejillas, hasta llego a sonreír al darme cuenta de que mi visión esta borrosa.

Bajo unas escaleras, hablo con alguien y caigo al suelo.

Recuerdo un hospital, unas sabanas que olían a limpio, recuerdo azulejos sudando, recuerdo miradas de extrañeza, pero no recuerdo palabras.

Salto espacio-temporal.

Rodeado de locos, y algún personal con caras de indiferencia. Ahora es momento de hablaros de Juan.

Juan es un tipo delgadito, con el pelo muy corto y un pendiente en la oreja izquierda, tiene los ojos un poco saltones. No deja de tocarse y rascarse el cuello, además tiene una voz muy estridente, de esas que se te meten en la sien y duele al cabo de un tiempo.

A Juan le gustaba estar donde estaba, y estaba allí por una razón muy curiosa, a Juan se le daba por robar coches de policía. Prometió que si le obligaban a salir de allí, lo volvería a hacer.

El caso es que así lo hicieron, le dieron el alta. A las 5 horas, Juan apareció por el recinto con un Citroen Picasso de la policía.

Por eso es por el motivo, de que me asuste mas la gente cuerda, ya que de un “loco” te puedes esperar cualquier cosa, es mas, algunos avisaran antes de realizar ciertos actos. Pero de una persona cuerda, no puedes esperar nada, no te preparas para lo peor, y todos nosotros tenemos una batalla interior entre el bien y el mal, que por momentos, puede llegar a manchar a otras personas.

Por eso me dirijo a vosotros, cuerdos del mundo, y os doy este consejo:

Si le vas a dar a alguien por el culo, avísale antes.

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2 comentarios:

  1. ¿algún cuerdo te ha llegado a avisar?ya...a mi tampoco, en cualquier caso gran consejo.

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  2. No, no avisan, y mira que no será por pedirlo.

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