jueves, 23 de diciembre de 2010

El hilarante y ridículo relato del niño Jesús

La noticia:

Se avecinaba la noche a Jerusalén. Al sur de allí, un hombre corría raudo, casi flotando por encima del rocoso suelo.
José abrió con fuerza la puerta de su casa.

- ¡Hola mi vida, ya estoy aquí! – Clamó José con ilusión-.
- Ya veo que estas aquí –contestó María de forma desganada-.
- ¡Que contestación mujer! ¡Que descarada e irreverente!
- ¿A que duermes en el suelo?
- Vale, perdón.
José dejó parte de su ropaje encima de un pequeño baúl, para después acercarse de forma sinuosa a María.
- Tienes el arroz en la mesa – anunció María-.
- Pero es que yo quiero un “big mac”.
- ¡Ah vale! Sin problema, siéntate en la silla y espera casi un par de milenios –dijo María enfurecida-.
Esta se acercó al plato de arroz que con tanto cariño había preparado, y de un manotazo lo tiró al suelo.
José se aproximo a su amada y la agarró fuertemente de los hombros.
- María dime que pasa.
- José, tengo que anunciarte una cosa.
- Dime.
- Estoy embarazada José.
- Pero… ¡Eso es magnifico! Tengo que ir a casa de mis amigos y contárselo, luego iré a la taberna a decírselo también a… pero María, una cosa… ¿Cómo lo sabes?
- Me lo dijo un ángel – alegó María-.
José acerco su dedo índice a sus labios y comenzó a moverlo de arriba abajo mientras soplaba.
- María, tienes alucinaciones… ¿Serás una psicótica? – Preguntó José-.
- Si por supuesto, y escribo un blog para sobrellevarlo. ¡Tu de verdad que pareces idiota! –exclamó acalorada-.
- Bueno mira, da igual. La felicidad no me la quita nadie.
- José, hay algo más… -dejó caer María de forma suave-.
- ¡Nos van a poner tele por cable! – Dijo José ilusionado-.
- ¡Por dios José! A veces pareces imbécil perdido ¡Que coño tele por cable tele por cable! ¿Sabes en que año vives José?
- ¿Qué me quieres decir María?
- Es sobre el bebé que viene en camino…
- ¡Hay dios! ¡Que me has puesto los cuernos María! –Diciendo esto, José se echa las manos a la cabeza y la agacha- Joder, joder, joder, que me van a cantar la canción del venáo ¡Y que no me digan en la esqui….
- ¡José tranquilízate! –interrumpió María de modo efusivo-.
- ¿Y quien es el padre de la criatura?
- El espíritu santo.
- ¿Te has tirado al espíritu santo?
- No no, no José, no te he sido infiel. Ha sido por su obra y gracia –explicó tranquilamente María-.
- Obra será el rabo, y las gracias las tendrá en los genitales.
- Habla bien José que no cuesta una mierda –expuso María-.
- Bueno calma ante todo –José se aferro a María y la zarandeo citando estas calmadas palabras- ¡Calma ante todo! ¡Calma calma calma calma!
María abofeteó a José haciéndole perder el equilibrio.
- Eres un histérico. El que no te calmas eres tú. –Dijo María-.
- Bueno, veamos… diremos que te violó un soldado romano y que me casé contigo por lástima.
- … Desisto… lo que tu digas.

El nacimiento:

Pasó el tiempo, y José y María limaron asperezas. Transcurridas unas cuantas semanas, José había perdido cualquier ansia de rencor, y se ilusionaba con la llegada del regalo divino.
Toda la felicidad que sentía la pareja y sus allegados, conseguía reducir los pasos del padre tiempo. Aún así, los días pasaban a ser semanas, y estas a ser meses.
¡Oh! Cuanta alegría se percibe en el ambiente. ¿Acaso ha llegado el día ya? ¡Sí! ¡Sí! Es un niño, ya esta aquí.
Pastores, cortesanas, aldeanos varios y un par de notarios, se acercaron al pequeño portal para recibir con apremio, al pequeño niño Jesús.
Algunos días después de tan celebrado suceso, el cielo de Belén se iluminó. Una estrella titila, mientras fugaz su paso se vislumbra en la noche.

La visita:

Desde el calor de la paja se intuyen 6 sombras mágicas. 3 imponentes reyes llegan de oriente, montados encima de sus camellos, con sus 3 respectivos pajes.

- María ¿Has pedido comida a domicilio? –preguntó José preocupado-.
- No.
- Pues ahí vienen 6 tipos – diciendo esto José se incorporó-.

Los 3 reyes bajaron de sus flamantes camellos. Un aspecto digno de dioses, con ropas brillantes y adornos magníficos.
Con rostro feliz, los 3 reyes se aproximaron a la pareja y al pequeño.

- Que la dicha sea con vosotros –saludó uno de ellos-.
- Hemos venido de oriente, a traer oro, incienso y mirra –dijo otro de los reyes-.
- ¿Incienso? ¿Tenemos pinta de hippies? Y otra cosa… ¿Qué coño es la mirra? –preguntó José enfadado-.
- Sirve para hacer ungüentos, medicinas y esas cosas –contestó el ultimo de los reyes que quedaba por hablar-.
- José, deja en paz a estos señores, han traído presentes para nuestro hijo –expresó María-.
- Me da igual lo que hayan traído los señores, a mi me interesa más lo que hayan traído los camellos –manifestó José apretando los labios-.
María tapó la cara con la palma de la mano, en señal de vergüenza.

- Así que son de oriente…. – insinuó José-.
- Bueno…más o menos –expresó el rey con la barba canosa-.
José se acercó a él, y se colocó a escasos milímetros de su cara.
- Más o menos… ¿No? –Consultó José al rey de oriente-.
- Yo es que soy argentino –respondió-.
- ¿Del Boca Juniors? –interrogó José de forma desafiante-.
- No, del River –contestó el rey de oriente, pero que en realidad era argentino-.
- Vale, vale…. –José diciendo esto, se acerco al segundo rey-.
- ¿Usted como se llama?
- Me llamo Baltasar, buen hombre –confesó el rey con tono amable-.
- Vale, seguro que usted si es de oriente.
- No, yo soy de Colombia.
- ¿De Bogotá?
- No.
- ¿De Medellín?
- Tampoco.
- De…
- De Barranquilla pesado, soy de Barranquilla – respondió Baltasar interrumpiendo a José-.
- Usted, nombre y nacionalidad –refiriéndose al último visitante, y señalándole con el dedo-.
- Gaspar, soy de Catalunya.
- ¡Anda! de España.
- ¡He dicho Catalunya!
- Vale, sin problema ¿Y tú narrador? ¿De donde? –habló José refiriéndose al narrador de esta historia trágica-.
- ¡Eh! ¡Eh! ¡Psssst! Que te lo he dicho a ti, contéstame –siguió preguntando José-.
- Pero respóndeme, no seas bohemio.
No puedo responderte, porque no puedo entrar en la conversación. Soy el narrador y narro, no puedo empezar con un guión, eso es el dialogo de los personajes.
- Vale ¿Pero de donde eres?
Soy gallego José, y este relato se esta volviendo más delirante por momentos.
- Anda… ¡Un galleguiño!
Si no te importa, soy heredero de la lengua del extenso reino Galaico-Portugués, heredero del legado suevo, heredero de los celtas, y de los….
- Déjalo, no me cuentes tu vida –Dijo José, haciendo mención al gran narrador que aquí les narra, narra por aquí, narra por allá-.
- Aquí están todos un poco pirados, vámonos Baltasar, vámonos Gaspar, que esto igual es contagioso –concluyó Melchor-.
Habiéndose ido esta grata visita, José y María se quedaron en silencio, y viéndose el uno al otro, sonrieron mientras se encogían de hombros.
Los años pasaron, uno detrás de otro, y otro detrás de uno. Bueno, más o menos.

La primera despedida:

Jesús es ya un niño con piernas fuertes, y ojos con el brillo de la inocencia y la esperanza de aprender. Sus padres orgullosos de él, le llevan a su primer día de escuela.
Llegando casi al acceso a esta, se despiden entre sonrisas jocosas del padre, y llantos protectores de la madre.
José se inclina y le desea suerte…

- Bueno hijo, pórtate bien y presta mucha atención a tu maestra.
- Vale papá, así lo haré. Algún día seré un gran carpintero.
- ¿Carpintero? ¿Quieres ser carpintero?
- Si papá.
- ¿Y no prefieres ser funcionario, hijo?
- No papá, yo quiero trabajar.
Después de oír eso, José se levantó y se fue caminando afligido hacia María.
- José ¿Qué te pasa? –preguntó María estupefacta-.
- Nada, creo que el niño ha heredado tu estupidez.
Oyendo esto, María le pegó un guantazo a José. Después cruzando los brazos, volvió a fijar la vista en su pequeño Jesús. José puso sus manos en ella, y la abrazó mientras se quedaba con semblante orgulloso, oteando el porvenir de su hijo.
El pequeño pasea hacia la escuela por un corto camino mientras a ambos lados observa a otros niños jugar. De la nada irrumpe otro estudiante, quedándose Jesús alarmado al ver que le impedía el paso.
- ¡Hola! Me llamo Jesús ¿Y tú?
- Hola, yo me llamo Longinus. Mira que navaja tengo.
- Es un palito, eso no hace daño –explicó Jesús al niño-.
- Ya pero así practico para cuando sea mayor, primero tendré una navaja, luego una espada, y luego a saber.
- Bueno, vale.
- ¿Puedo matarte?
- Bueno.
El niño apretó el palito que tenia, contra el estomago de Jesús, de una forma tan brusca que se rompió, y Jesús cayó al suelo quejándose.

- ¡José! ¡Mira! Mira lo que ha hecho el niño cabrón ese –gimió María con angustia-.
José la agarró de la mano evitando que fuera en auxilio de su hijo.
- Tranquila mujer, son cosas de niños ¿Sabes que quiere ser carpintero? – Diciendo esto José intentaba calmar a María-.
- Mira, lo traemos el año que viene, es demasiado pronto para que empiece en la escuela –dijo María ofuscada-.
- Tiene 17 años María, para el año que viene, no. Además, estoy seguro de que a partir de hoy todo le ira bien.
- ¿Tú crees?
- Que si mujer, aunque no sea funcionario tendrá suerte, llegara alto. Muy alto. ¡Será el mejor! ¡Le adoraran! ¡Será como un Mesías, como un dios! ¡La gente le seguirá! ¡Tendrá su propia religión!
- José, cálmate, que ya empiezas a desvariar.
- Tienes razón María, perdona.-enunció José mientras sonreía- No creo que nadie considere Mesías a un carpintero. Si aún fuese un funcionario…

5 comentarios:

  1. <<<" María, tienes alucinaciones… ¿Serás una psicótica? – Preguntó José-.
    - Si por supuesto, y escribo un blog para sobrellevarlo. ¡Tu de verdad que pareces idiota! –exclamó acalorada">>>

    Que excelente relato! quedè encantada leyèndolo y riendo a carcajadas frente al ordenador! Ese tipo de historias son las que deberìan emitir por la televisión. Ese estilo jocoso y coloquial es magnìfico. Un saludo!

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  2. jajajajajajajjajajaja. Buenisimoooo. De verdad buenisimo. Como me reí con esta nueva versión, jajajajaja. Me pareció simpatiquisimo, felicidades.

    Y lo del soldado romano? jajajajajajajaj "diremos que te violó un soldado romano y que me casé contigo por lástima"

    Un beso.

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  3. Adriana: Gracias, supongo que me apeteció y salió eso. Un saludo.

    María: Me alegro de que te haya gustado. Un saludo.

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  5. Si claro, publicidad a mi costa. Al menos es de incienso.

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