sábado, 6 de noviembre de 2010

Capítulo 16 - Débiles

Desvaríos:

Tenía cita con la psiquiatra el mes pasado, el día 23, pero no fui, ya que por esa fecha, sucedió algo que no pude controlar, y estuve 1 semana en ausencia con mi entorno. Acabo de poner un papel delante de la pantalla, para acordarme de pedir otra cita esta semana.

Desde que escribo para mitigar un poco todos los pensamientos, para apaciguar un poco mi mente, noto que se ha incrementado significativamente, lo que se suele denominar “intuición”, no en todos los aspectos, debo añadir.

Esto no es del todo positivo, ya que por el contrario, se han multiplicado las variables que suelo barajar, y esto sigue sucediendo constantemente.

Sé que mi realidad esta deformada, sé que veo curvas donde otros ven rectas. Necesito mantener siempre un punto de vista coherente, por eso casi a diario hablo con mi ángel de la guarda, el me aconseja sobre lo que haría una persona cuerda en mi situación. Además de mostrarme el punto de vista, procura que lo razone.

Aunque termine haciendo… Mmm, no se me ocurre otra forma de decir: “lo que me salga de los huevos”… ¡Ah si! ya sé, vuelvo a empezar, no quiero que nadie piense que no se expresarme sin recurrir a palabras malsonantes.

Aunque termine haciendo, lo que me venga en gana, siempre, o casi siempre, tengo en cuenta el punto de vista de una persona coherente. Yo necesito ese punto de vista, pero ¿un cuerdo lo necesita?

Débiles, no consiguen pensar por si mismos, con 2 palabras otras personas consiguen que cambien su opinión, que dejen de ser ellos, para ser otra cosa. A menudo los débiles usan términos, frases hechas, o comentarios que han oído, sin contrastarlo, sin reflexionarlo, y lo expresan como suyo.

Yo tengo excusa, mi realidad es peculiar, siempre teórica. Pero... ¿Y ellos? ¿Cuál es su excusa?

Tienen unos patrones, unos valores, unas experiencias, una sabiduría, todo esto de forma racional, y sin embargo, se dejan embaucar por otros. Puedo imaginar que existan personas con la necesidad de subirse el ego, o la necesidad de obtener un beneficio, o simplemente que se valoren por aprovecharse o tener autoridad sobre alguien. Pero no entiendo la otra postura, la de los débiles.

Cuanta más información tengamos sobre cualquier cuestión, más preparados estaremos para afrontarla, y si dicha información la tenemos de primera mano, estaremos más que preparados para actuar o sacar una conclusión.

Sin embargo, esto que parece tan lógico, para los débiles no lo debe ser tanto. Dejan que otros opinen, para obtener otro punto de vista quizás… ¡Error! Cogen ese punto de vista y lo hacen suyo, aunque sea menos válido, ya que no esta obtenido de primera mano. De esta forma, los débiles se equivocan, cometen disparates, son injustos con los demás, o no son justos del todo.

Me voy a dedicar una frase a mi mismo: “Primum vivere deinde philosophari”, primero vivir, después filosofar.

Débiles del mundo, podéis proceder a cogerme los testículos, y después restregar estos por vuestras caras.

Capítulo 16º

De Chupitos:

He quedado con un grupo de gente para salir de chupitos.

Hacia tiempo que no veía tantas sonrisas, que no escuchaba tantas carcajadas. Me sentía muy bien al ver a la gente de mi alrededor feliz, y pasándoselo en grande.

En el primer local, me pedí 2 chupitos seguidos, uno llamado “amarillito” y el otro llamado “69”, el primero sabia bastante mejor que el segundo.

En otro local me tome un “tequila sunrise”, esta francamente delicioso, además la pajita era una regaliz de fresa.

Después de otro chupito en otro sitio, fuimos a una discoteca. Recuerdo muy bien la canción de “B-52’s” llamada “love shack”. Incluso me permití el lujo de moverme un poco con ella.

He visto un tío con un peinado que roza lo absurdo, más que peinado era una putada.

Uno de sus acompañantes se cayó al suelo cerca de mí, tan cerca que me empujó un poco.

Con el también cayo una chica. Después, en el suelo, allí tirados, se dejaron estar como un par de minutos riendo mientras la demás gente les observaba. Es maravilloso poder olvidarse de lo que te rodea.

Fuimos a dar un paseo por el muelle, estaba lloviznando un poco, y pude observar a un par de ancianos que iban a pescar, o eso supongo, por que sino… ¿Para que quieren las cañas?

Íbamos despidiéndonos con cuenta gotas, hasta que al final me ví caminando para la parada de taxis. Se había acabado otra noche. Me acostaré, y mañana será un día como otro cualquiera.

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