Desvaríos:
¿Qué tal?
¿Cómo se debe responder a un que tal? Siempre con un: Bien ¿Y tú?
Antes se usaba para saber realmente como se encontraba una persona, o si le había sucedido algo.
¿Qué tal todo? ¿Qué tal estás? ¿Qué tal tu vida? ¿Qué tal te encuentras?
El raro vas a ser tú si respondes a esa pregunta con sinceridad, si respondes a lo que te preguntan.
Porque no te preguntan ¿Qué tal?
¿Qué tal? Es el hijo putativo del hola. Ya van encadenados.
Hola, ¿Qué tal? Es sinónimo de: Hola, hola.
Ya nadie quiere saber como estamos… ¡No le vayas a dar la chapa! No le ralles, no le agobies, no le deprimas, no le confundas.
No hablo de contarle la vida a nadie, hablo de poder responder con sinceridad. Pero eso no esta bien visto.
Las apariencias nos cubren y nos evitan ser quien realmente somos. Guardad las apariencias, el “Alter Ego” que habéis creado, tiene más capacidad que vosotros, de; caer bien, ser respetado, querido, apreciado, solicitado.
Por eso ya no usamos el: No, gracias. Daremos largas sin fin, nos excusaremos, culparemos a la memoria, a otra persona, o al inquietante azar.
- Te invito a mi cumpleaños.
- No, gracias.
Que sencillo. Pero así no guardas las apariencias, así no quedas bien.
Es mejor decir, ¡Si, claro! O lo vamos hablando, aunque tengamos la certeza de que no iremos.
De igual modo, quedan cafés pendientes por varias semanas, quedan llamadas por hacer, que se aplazan durante meses, quedan encuentros en trámite durante años…
¿Tan difícil es decir no gracias? Ciertamente ese no es el problema, lo difícil es guardar las apariencias.
Ciertas preguntas que se nos formulan, exigen ciertas respuestas por nuestra parte, que en el mayor de los casos, va ligado a nuestra forma de ser.
Pero pensamos antes de responder. Muy lógico.
Pero existe un problema, el segundo de la apariencia. Cuando tenemos en nuestra cabeza lo que debemos decir, lo procesamos y formamos las palabras, pero ahí esta, el segundo de la apariencia.
Si digo esto, voy a quedar mejor con la gente. Da igual que sea cierto o no, es lo mismo si hacemos daño, lo importante es quedar bien.
Es una forma muy respetable de actuar, aunque me pregunto una cosa.
Quedas bien con los demás, pero… ¿Quedas bien contigo?
Capítulo 29º
En casa:
Sigo aislándome como antes lo hacia. Vuelvo a ser el psicótico que nunca quise ser.
En la cocina había una persona, y me molesta la presencia de la gente. Iba a prepararme algo para comer, pero eso exigía un tiempo notando la presencia de alguien mientras lo hacia, así que al final bocadillo.
En el centro:
Cada año que pasa, la navidad se adelanta. Calculo que en 50 años empezaremos a poner los adornos al abeto a mediados de septiembre.
La culpa de todo la tiene Longinus.
No es por el consumismo, vivo en el “1º mundo” se supone que soy consumista también, de una forma u otra. Pero una cosa es consumir más de lo que se necesita, y otra es, tener una dependencia del consumismo.
En la parada del bus me encontré a mi ex-ex-ex con su madre. Me hace sentirme mal, ya que cuenta ciertas intimidades que no debería, algunas ciertas otras no. Se supone que yo debería darle igual, pero habla mucho de mí. Y la gente que no me conoce se lo cree. A los 30 días de dejarme ya estaba anunciándose para volver a encontrar el amor.
Su madre es una mujer morena, bastante alta, con mucha clase. Además es una persona muy sociable y amable.
No me saludaron.
Yendo en el autobús veo multitud de bolsas. Los logotipos de ellas cada vez son más llamativos y exagerados… exageradamente grandes debo añadir.
En casa otra vez:
Se me acaba el queroseno. La habitación se queda a la misma temperatura que mi corazón.
La cordura debería de estar prohibida. Escribes muy bien y me fascina como eres, te voy a seguir de cerca jajaja. Un besote
ResponderEliminarMe pregunto ¿Porqué tenemos que jugar a poseer un jardín de rosas, cuando en realidad ni siquiera contamos con un puñado de tierra en las manos?. Mi alma bipolar se siente identificada con su desvarío. Muchas veces cargué con el pesado yugo de la apariencia, tanto así que mi estúpida consciencia adecuaba los significantes a los significados que se le impusieran.
ResponderEliminarAunque la navidad trae esa efímera "paz y felicidad" que todo ser humano - o la gran mayoría- busca, no deja de tener el estigma de época de comercialización. Quizá el periodo con más actividad comercial de la tierra. Si, bolsas con regalos, árboles engalanados con los mas bellos colores (que no dejan de valer sus buenos dólares) olores a sándalo, frutos rojos, chocolate y jamón -productos que elevan sus precios conforme llega el día de Saturno. ¡Ahhh! ya estamos condenados a convertir el consumismo en nuestra propia religión.
De nuevo Gracias por sus escritos, es para mi un placer leerle.
Montse: ¡La cordura es la locura normalizada! gracias por tu comentario, no me sigas muy de cerca que ya no me pueden conceder mas ordenes de alejamiento.
ResponderEliminarA.: Poseer un jardin de rosas es una imagen que vende mas que la del monton de tierra. Y los humanos nos vendemos. Ofrecemos y demandamos.
No soporto la navidad, sobretodo por un motivo. Vas a casa de alguien y parece la familia mas feliz del mundo, aunque el padre sea un borracho, el hijo un drogadicto y la madre una ludopata.
No me des las gracias, las gracias te las doy yo por dedicar tu tiempo a leerme.
Me ha gustado lo de quedar bien pero creo que en algún momento de nuestras vidas lo hacemos todos eso de "quedar bien". Inlcuso callar para que no piensen ni sepan nada... es quedar bien :)
ResponderEliminarSi que todos caemos en eso, pero no deja de ser un error. Y estoy contigo en lo de que callar tambien puede ser una forma de aparentar.
ResponderEliminarSaludos.